Se abren las apuestas.
Los Irlandesas más católicos que el mismo Papa pero más asiduos a los pub y a las casas de apuestas que a la Iglesia, le dan más puntos al cardenal nigeriano Francis Arinze, al ghanés Peter Turkson o al canadiense Marc Ouellet como los candidatos con más posibilidades de sentarse en el trono de Pedro. Los periódicos serios no sé arriesgan, no juegan con las probabilidades, han contado cardenales y anuncian un Papa europeo. Entre los candidatos de las corredurías se han infiltrado Tony Blair, Bono y algún otro que daba para el cachondeo. Se apuesta por todo, no me extraña que se apueste por el futuro gobierno Vaticano. Parece que todo el mundo se olvida que además de ser el representante de Dios en la tierra, el Santo Padre (es como el manager del hombre invisible) de la comunidad católica apostólica y romana, es un jefe de Estado. De uno de los estadillos más ricos de EU, con sus conspiraciones, su banca líder en corrupción inmobiliaria, ¿no recuerdan los primeros escán