Ahora estaremos cerca de la ignominiosa realidad: tenemos una Presidenta del Parlament en prisión.



 Ahora la realidad se volverá cercana, corpórea, la cárcel no será un desierto con cámaras de televisión y alambre. Ahora las linternas se encenderán a miles entorno a los centros penitenciarios. Si para el 11 de setiembre ellas y ellos no están en sus casas, será alrededor de las prisiones donde deberíamos hacer la manifestación este año.
Esto no es un acercamiento humanitario de los presos políticos. El traslado a las cárceles de la Generalitat es una orden del gobierno central: Debemos ser nosotros mismo quienes cuidemos de que nuestros políticos y activistas revoltosos estén encerrados a buen recaudo. No nacemos esclavos, nos esclavizan, pero hay quien cree que debemos comportarnos como el Tío Tom, esclavos serviles y sumisos que aceptan, por miedo, castigar a sus hermanos.
Recordemos que las personas pueden convertirse en símbolos, a mí no me interesa la foto de la Carme Forcadell en una camiseta, para eso ya tengo la del Che por Andy Warhol, me interesa que sea libre. No soy un Tío Tom, no acepto que mi Govern, y su burócrata de turno, me diga que serán tratados como los demás reclusos. Pues los demás reclusos no son Presidents del Parlament. ¿A demás de apaleados debemos darles las gracias porque nos han concedido la gracia de que las familias puedan ver a nuestros presos políticos sin hacerse un amasijo de horas en el AVE? Darlas es bien nacidos, pero esta vez no, esta vez es de humillados.


A pesar de todo la entiendo Presidenta: familia, identidad y lengua. https://www.vilaweb.cat/noticies/els-tres-motius-pels-quals-carme-forcadell-celebra-el-trasllat-a-catalunya-segons-mireia-boya/?f=rel

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