La Torre Candela
A Anna porque es una Torre
La Torre Candela
A veces es difícil estructurar un cuento, dicen que han de ser perfectos. No deben existir huecos en el argumento, se nota. Los escritores mediocres piensan que en la novela si son posibles los olvidos. Vargas Llosa, buen escritor, mal político, haciendo una crítica positiva a S. Larssen, pagada seguramente onerosamente por la editorial (y me arriesgo a ser querellada) explicaba como Cortazar dividía los lectores en masculinos y femeninos. Los primeros buscan la perfección argumental, mientras los lectores femeninos, mas intuitivos, se detienen en otros aspectos de estilo.
Con el cuento no hay lectores masculinos y femeninos, hay sólo lectores atentos por fuerza de la brevedad.
La Torre Candela surgió de esta anécdota de Anna, que la contó, más o menos de esta manera:
“Mi madre un día decidió que la casa de Barrio Nuevo se caía a pedazos así que puso en marcha el mecanismo familiar solidario masculino, sin arquitecto, ni planos, ni papeles, ni permisos. En una semana de “boira” levantaron la torre cuando desapareció la “boira” apareció la casa.” Sola, alta, blanca y celeste en la colina. Deus ex machina, el dios que aparece mecido gracias a la maquina, un artilugio del teatro griego ¿una casa que aparece y desaparece gracias a una maquina? Una casa que existe cuando no hay niebla, que la niebla se come con la gente dentro que duerme dentro de gigantescos tuperware o se quedan estáticos como en los cuentos recogidos por los hermanos Grim.
Conozco la casa con sol, cuando existe. Los padres de Anna nos invitaron muchas veces en verano y espero sigan haciéndolo, a suculentos almuerzos catalanoandaluces. Se conversa, se come, se toma CocaCola o vino en porrón, se camina por el patio, se acarician los veinte gatitos de cada temporada, los niños juegan a perseguirse y esconderse a pesar del calor y los veinte gatitos que los delatan saltando de sus escondites frescos cuando llegan los párvulos a disturbar sus siestas gatunas.
No creo que se pueda escribir un cuento creíble sin una descripción detallada del espacio. Torre Candela se presta a este tipo de fotos literarias, diría casi que cuando hay sol y existe, que se cuenta sola. Es una alta estructura sólida y cuadrada. En la parte baja de la casa se guardan maquinas de labor, coches y gatos. En el piso superior están las dependencias de vivienda, gran cocina, comedor, habitaciones y cuarto de baño. Nada particularmente lujoso, pero el estilo de final de los años setenta y principios de los ochenta le da un toque retro que a mi particularmente me fascina. La frescura de la vivienda y la excelente cocina de mamá Profitos, nos conservan protegidos en el interior, hasta el momento de la digestión o la despedida que siempre es infinita en Torre Candela.

Hacia el otro lado del jardín la bendición divina del huerto, materia prima de la cocina “pagesa” con la que se han hecho crecer tres hijos, tres nietos y se han deleitado muchos amigos. Melones, calabacillas, tomates, pimientos rojos y verdes, lechugas y coles, en fin, un banquete infinito para una sapiens eminentemente vegetariana como una servidora.
La idea de la casa que no es y es a partir de la existencia o no de la niebla me cautivo, me pareció poético el modo en que Anna describió el nacimiento de Cal Candela. No creo que esta conjunción sea nueva, Edagar Alan Poe debe habérsela inventada en alguno de sus cuentos oscuros, tipo el El hundimiento de la casa Usher, que por cierto cautivo también a Vargas Llosa. El caso es que si Torre Candela desaparece con la niebla, mis amigos sólo existen con sol. ¿Qué pasa con los habitantes de las casas que desaparecen? ¿en este caso los descongelaría el calorcito posniebla? ¿Qué tipo de cuento debería ser escrito para esa casa? Quizás no uno de terror sino uno lleno de fantasía como los de Frank Baum o Lewis Carroll o de enseñanzas (a)morales como los de Oscar Wilde. Pero Anna me conoce yo me inventaría un a lo Gabriel García Márquez.
Indudablemente Kafka de esta metáfora hubiese hecho una obra de arte. Una simple mortal como yo le diría a Anna, que la idea es suya, que escriba el cuento de una vez y que no sea de terror, que no piense en Lovecrafft o en los escritores que viven intensamente para poder escribir sino en los que escriben mucho para poder vivir.
La foto es de Alberto, que no tengo ni la menor idea de quien es pero hace una fotos estupendas: http://www.flickr.com/photos/albertoaf/favorites/page5/?view=lg
Patricia es un placer leerte y alentador. Gracias y me encanta hasta la suave emoción el video!
ResponderEliminarAbrazo para una favorita!!!
Muchas gracias Libres todos.
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