Los de la esvástica bajo el techo del 155

Esos que han aprendido a dibujar esvásticas sin saber que a quienes hubiesen hecho desaparecer primero los nazis hubiesen sido ellos, por pobres, por hispanos. Aceptan que la justicia española derogue una ley catalana que protegía a los trabajadores del frío y que no cambien una ley hipotecaria única en el mundo occidental, aquella que te quita la casa y te deja la deuda. Aceptan que sus abuelos, esos que le paran la olla cuando no tienen trabajo, pierdan sus pensiones. Festejan un genocidio el 12 de octubre alucinados por el desfile de la cabra de la legión, mientras, su gobierno, ese con el que ellos se sienten identificados, les ha robado a manos llenas, lo justifican afirmando que si ellos estuvieran en el lugar del político harían lo mismo. El ABC es su biblia y los entretiene como la mosca al niño que no quiere hacer las tareas. Con cualquier cosa se entretienen. El problema no es como ha dicho Pablo Iglesias que Catalunya los despierte, el problema es que existan y que Albiol y Arrimadas los alimenten, Iceta los tolere y Domenech crea que con ser buena gente alcanza, de buenas intenciones el infierno esta lleno. No se avanza sin conflicto, y este surge cuando las verdades se ponen sobre la mesa, ahora tenemos las cartas de todos boca arriba, ahora sabemos que el Estado esta en bancarrota, que tienen un gobierno corrupto e ineficaz, que necesita expoliar Catalunya, o lo que pueda. Ellos son los tipos que odian a las mujeres, que hacen apología de la ignorancia, golpean ancianos e inmigrantes y se sienten seguros bajo el techo del 155. Ellos dibujan esvásticas y yo escribo, soy eso que ellos más odian, una mujer, una inmigrante, una tipa que pasa la vida leyendo y encima independentista. Mi propia existencia es esa anormalidad necesaria para que despierten, querido Pablo si me lees. Ellos se despiertan cuando hay un inmigrante al que golpear, un viejo a quien insultar, una mujer a quien violar, un gay a quien escupir, un libro que quemar, una cultura que destruir...