Trenes

He descubierto que si al blog le metes un título de medio de transporte tienes más visitas. Así que este se llamará trenes aunque no tenga nada que ver con el contenido. Un día probaré con un nombre de alimento. Me parece que también tienen éxito los blogs de cocina rápida, fácil, étnica etc. A veces entro a ver las estadísticas de este mi inestable blog y me encuentro con visitas de la Grande Rusia, me pregunto que cristiano ortodoxo o musulmán que sea busca como viajar por la península, yendo a google.es y metiendo la palabra autobús (mi entrada con más fans viajadores). El ruso o rusa en cuestión escribe la palabra autobús en la lengua del pobre Cervantes, que dicho sea de paso menos mal que no nos lee, se traduce al cirilico el trayecto de coche de línea entre San Cosmo de Arriba y Villasanta de la Pastora y se prepara la Visa o la Master para asegurarse el billete. A que todo esto es ridículo, en el mejor de los casos absurdo.
De que me daba la gana de escribir hoy ya no lo sé, quizás de esta locura de Internet. Por un lado me facilita el trabajo y por otro me obliga a hacer en una hora lo que antes se hacia en dos días. Este medio de comunicación brutal me tiene dos horas cada día respondiendo mensajes sobre publicaciones, facturas, cursos y otros menesteres laborales, el resultado de todo esto es el hastío de pantalla por un lado y el estrés provocado por las exigencias de rapidez por el otro.
Tiene mucho de bueno, ayuda a montar revoluciones, a democratizar el conocimiento, a encontrar viej@s amig@s y a mi me ha pasado, a encontrar nuev@s y alguna que otra cosa más. Pero le encuentro otro defecto, es difícil esconderse. Las luces verdes delatoras están en Facebook, Gmail, Skaype y no lo sé en Twiter, si te olvidas de apagarlas acabas conversando con trecientos amig@s a la vez más el cajero del banco y acabas diciéndole a tu amig@ que te pague el recibo de la electricidad y al del banco que se depile. La privacidad es menor que cero. Cuando se me escapa alguna cosa que sólo quiero que lea mi psiquiatra resulta que lo acaba leyendo mi jefe, que acostumbrado como esta a mis delirios, le agradece al psiquiatra sus consejos.
Otra de las cosas que me molestan de las redes sociales son los revolucionarios virtuales, esas mujeres italianas que reniegan contra Berlusconi en el red pero son incapaces de salir a la calle a manifestarse. Me molestan los apoya movimientos haciéndose amigos de Greenpace o Amisty Internacional y que luego no se mueven ni un milímetro del sofá para sacarle el petroleo a un pingüino. Los que lamentan porque no ligan pero no se apuntan a ningún cursillo sobre la cultivación del bonsai para conocer pareja. Las mujeres que gimotean en plan críptico por que las dejo un novio o el ligue le salió rana, son las que más me dan que pensar, les diría "oye que si pones en el muro que tu alma se perdió en el desierto de su corazón traicionero" todos tus amig@s, incluso el Museo de Bellas Artes sabrá que te has frustrado, que te has pasado la noche colgada a internet mientras te has puesto el CD de Oficial y Caballero y te has comido un kilo de Haagen Daz llorando por el ingrato que se fue. Luego llegan los poetas que jamás van a ser publicados en papel, gracias al buen gusto de los editores y que acaban creyéndose que los lee tododios por que han metido un título de medio de transporte en el blog.
A veces pienso que Internet más estas redes son la apología del descontrol de la privacidad, el gran hermano involuntario, la tontería al cuadrado. Otras veces creo que es un medio útil para los abuelos cibernautas que vuelven locas a las señoritas de Orange preguntándoles que es eso de "tiene una actualización". Para mi madre que cada muerte de obispo me cuelgue en mi muro y en el de mi jefe la pregunta del millón: ¿Quién me puede decir como congelar el atún?. Para las mujeres y hombres celosos que se justifican las rabiertas por la foto que colgó el Pub Tequila del sospechos@ bailando sobre la barra. Para los alumn@s curios@s por saber que hacen l@s prof el sábado por la noche, no hay nada más divertido que escuchar a los chavales cuando comentan la foto del perfil de la de inglés con el vestido rojo. Para los hipocondríac@s que apenas les sale un grano les viene la policondritis bilateral cibernética, a esta clase pertenezco. Los gurus y sus seguidores, los ladrones de sueños, los psicólogos de Taringa, los sabios de Wikipedia.... ¿Sigo? No. Lo único que nos queda es el autocontrol.
Me encanta este medio no sólo nos ha revolucionado el curro sino la vida privada y como soy del montón cuelgo esto en mi Facebook así mis amig@s pueden matarme a comentarios y ya sé que alguno de ellos con mala baba me dirá que meta mejor la palabra sexo en el título así tendré millones de entradas. Y ahora me voy a abrirme Twiter urgente.

La viñeta es de Roger López:  http://educadultos.blogcindario.com

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