Del racismo cultural, al racismo economicista.


Argumentos: 
De un día para el otro nos hemos despertado racistas, sobre todo los trabajadores, no lo eramos, pero los inmigrantes provocan situaciones que hacen que no podamos controlar los ataques de violencia racista. Todos los conflictos entre inmigrantes y autóctonos son por los recursos materiales, si no hubiese competencia por los puestos de trabajo no seríamos racistas, si no competiéramos por las becas de los comedores escolares, si los inmigrantes no saturasen los servicios sociales, si no ocuparan las aulas...
Las clases medias detestamos la palabra racismo, no nos consideramos, es de mal ver, es más, a veces defendemos a nuestros empleadas y empleados domésticos y algunos les hemos hecho, por un tiempo, el permiso de trabajo, pero con la crisis hemos debido sacrificarnos todos y ahora se trabaja por menos y sin contrato. A veces los empresarios preferimos pagar en negro, engañando al estado ganamos todos (argumento difícilmente refutable). El problema no es la competencia por los bienes comunes, el problema es que son culturas cerradas, no se adaptan, no tenemos nada en común y ellos son los racistas...
          Quizás los que vengan de culturas etnocentricas y racistas son también los europeos, ya han exterminado hebreos, musulmanes, pueblos originarios a través de la historia y siempre con argumentos ideológicos y culturales. No todo es culpa de la economía, se esta justificando la  desigualdad con argumentos culturales que existían antes de los conflictos de clase contemporáneos y que hoy acaban siendo la base de los partidos como PxC y del resto de partidos neo-nazis repartidos por EU. Las tres columnas vertebrales de estos partidos son: la xenofobia anti-inmigrante a través de la exaltación de las diferencias culturales, asumiendo que se deben “proteger” las particularidades de la propia cultura de la invasión de población inmigrada. Hacen infranqueables las fronteras, haciendo hincapié en un supuesto “atraso” cultural de los recién llegados que les impide la adaptación a las nuevas normas, lo que ocasiona, supuestamente, un crecimiento de la inseguridad ciudadana. Se adjudican las problemáticas sociales provenientes de la desigualdad a la competencia por los escasos recursos públicos (a demás del sobre-uso y uso fraudulento de los servicios sociales por parte de los inmigrados y un supuesto trato de favor por parte de la administración pública hacia los recién llegados). A esto suman la competencia entre trabajadores inmmigrantes y nativos en el mercado laboral, cada vez más influido por la globalización económica. La economía contemporánea necesita competencia entre trabajadores para generar mano de obra barata y una política de flexibilidad que permita regular la entrada de trabajadores y la contratación según el criterio de los gobiernos y de las necesidades de estas economías. El sistema capitalista necesita una fuerza de trabajo de la que disponer, el trabajo produce bienes y capital acumulable, expulsar a trabajadores del sistema es insensato, pero si se quiere maximizar el capital, minimizar el coste de la mano de obra y los desordenes sociales de las protestas de las fuerza de trabajo, el racismo es una buena fórmula. Se ha etnizado la fuerza de trabajo con el objetivo de regular flujos de entrada de trabajadores según las conveniencias del sistema.
No hay argumento válido que sostenga el racismo, hay solo gritos de los 3 lemas de los partidos ultras, rechazo de la culturas de los diversos grupos migratorios, competencia por los recursos públicos y por los puestos de trabajo. Esto es una guerra entre pobres y la gente que gobierna la alimenta a su favor, dando a nuestros pueblos más leña para quemar extranjeros. La diversidad como ausencia de derechos es parte de una cultura, no es siempre el fruto del conflicto social. Usamos estos argumentos porque nos han inculcado que la economía es inapelable, como las matemáticas, pero no es así, la economía a veces si es una opinión y por supuesto puede ser moral o amoral. No estamos en condiciones de creernos las justificaciones economicistas de los patrones, inmigrantes y obreros no compiten por los recursos. 
Por otro lado, la teoría del limite de tolerancia, es decir el numero de población inmigrante que puede soportar una comunidad no es una excusa para intimidarnos. Es más bien una mentira. Las diversidades culturales tampoco son pilares para sostener ideas racistas, las culturas son mestizas, se crean se inventan, son procesos, no compartimentos cerrados por lo tanto las sociedades solidarias se hacen, se educan, se sostienen.
Estamos en un mundo de identidades líquidas y de posmodernidad quizás sea el momento de buscar anclaje en algo sólido y tradicional: la unión de la clase obrera.

Agradecida a Aitor Hernández Carr un novel investigador que esta trabajando el tema a fondo. 

Comentarios

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  2. Gracias,por tu artículo y si me permitís lo comparto. Esta temática argumentada así claramente, también reflejada en este, mi país...falto de identidad y permisivo ante la desigualdad, Argentina, aclaro.
    claudia migliore

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