Y
aquí nos hemos quedado sin Chavela.
Ayer
le dije a una
nueva amiga escritora que no viviese para escribir, que escribiese
para vivir
y no recordaba la poeta que escribió la frase, era Marina
Tsvetaeva. Chavela cantaba porque no sabía llorar. Chavela vivía
para cantar, no cantaba para vivir. Cantar así no se puede pagar con
un salario.
Hoy
pensaba que no pasaría nada en mi vida, que nada me iba a hacer enfadar, estremecer o emocionar lo suficiente como para poder escribir nada en este blog, por lo tanto estoy contradiciendo el
consejo que le di a mi nueva amiga. La muerte de Chavela me emocionó y aquí estoy yo, llorandola de la única manera que sé: escribiendo.
Mi
hijo esta con su papá en Italia, así que me faltan emociones fuertes y esas frases de preadolescente que me dejan pensando. Me faltan
también las ganas de ponerme normas, no hago la cama, junto platos
en la pila de la cocina, no voy a comprar comida, por lo tanto no
cocino, se han juntado las bolas de pelo de mis gatas en los rincones
y se están manifestando los ácaros en Triplex acies romanas, pronto
comenzaré a arreglar las cosas que se rompen en casa con cinta
americana y más tarde alguien me encontrará muerta, en pijama y con
los ojos comidos por mis gatas.
Hoy
cuando estaba barajando la posibilidad de comerme una lata de
comida de gatitos bebes con una Estrella, me llamo mi madre, me
invito a comer pollo alquilado (así llama Astor al pollo al ast).
Mientras comíamos mi padre comenzó a hablar de política, la verdad es que
yo estaba pensando en guardarme la pechuga del pollo para hacerme un
sandwich esta noche y no oí el resto del discurso, pero me llamo la
atención la última frase lapidaria; “se están dando
de cabeza con los mismos muros que ellos construyeron” la verdad es
que no sé si hablaba de los muros del racismo y la xenofobia, de las guerras por el petróleo o de
los muros de hormigón de la burbuja inmobiliaria. Pensé que a falta
de Astor bueno es que este el abuelo que me despierta del letargo.
Más tarde me fui a la plaza a tomar café. Pase
una tarde entretenida de agradecida compañía, me obligue a salir
para no acabar como las viudas muertas comidas por los gatos y volví
a casa a las nueve, casi casi empapada de un chaparrón lleidatano.
Encendí
mi PC y me encontré con la noticia de que ya murió Chavela. Podría desnudarme
aquí y contaros en que circunstancias me acompaño, las
veces que ame y odie con La Vargas de fondo, pero eso es asunto mío,
eso sería haber vivido para escribir y yo sólo quiero escribir para
vivir, pero dejar de sentir emociones es imposible.
yo solo quiero vivir para leerte, tus letras, las líneas de tus manos, el fondo de tus ojos
ResponderEliminarMe encanta este texto. Crece mi admiración por la autora.Yo también lloré la marcha de Chavela, era única. Gracias.
ResponderEliminarIncreible Patri, me ha emocionado. Me encanta.
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