El Estado de la mentira.
Mentimos
para no herir, no vamos por el mundo diciendo cuatro verdades. La
gente que afirma sin vacilación que nunca miente necesita hacerse
ver de un psicólogo. No ofendemos a la vecina diciéndole que parece
un Seat porque se tiño el pelo de rojo, es posible que hasta le
pidamos la dirección de la peluquería, si no ¿quién nos prestará
el azúcar cuando nos falte? Mentiras pequeñas, mentiras
para eludir responsabilidades, mentiras
maternales para que los niños no se coman los mocos, mentiras
piadosas, mentiras de matrimonios, mentiras para no mandar en caos un
sistema familiar... La función social de la mentira es esa: evitar
el conflicto y no generar caos. Incluso
las mentiras son valiosas para entender cómo es una cultura, dime
sobre que temas mientes y te diré que tabúes tienes.
Pero
a veces las mentiras son enormes, gordas, profundas y encima algunas
son tan evidentes que ofenden,
sobre todo las mentiras de Estado. Hanna
Arendt
recuerda como en política la mentira esta permitida y justificada no
sólo en sistemas totalitarios y que la verdad no es una de las
virtudes de los gobiernos.
La
opinión publica tiene hoy una capacidad inimaginable en el pasado:
la capacidad de poder comparar. La información recorre redes y
canales informativos infinitos y la capacidad de elegir prevalece.
Pero esta capacidad depende de la instrucción, la educación y la
libertad, quizás por eso nos desmantelan las escuelas y las
universidades.
El
gobierno del Estado español miente, no será esta derecha nuestra
quien cambie la tradición. Son como Jim Carrey en esa peliculita
absurda Liar
Liar.
Los
mentirosos compulsivos tienen menos materia gris, dice un estudio de
psiquiatras norteamericanos, todo hay que decirlo, tienen más
materia blanca, la creativa, tienden a romper las reglas y se cuidan
menos de cometer transgresiones morales. Esto explicaría muchas de
las afirmaciones peelectorales
del PP tales como la promesa de no subir el IVA, la de no darle ni
un euro a la banca, la de no tocar las nominas de los funcionarios,
la de reinstaurar la deducción por vivienda, la de no aprobar nunca
una amnistía fiscal, la de no abaratar
el despido, la de no
introducir el copago en la sanidad, la de
no
recortar en educación ni en prestaciones sociales ¿sigo? El
objetivo, obviamente era llegar donde han llegado. Ahora nos
subestiman y nos imaginan faltos de memoria. Una vez en el poder se
lanzan como bellacos otra vez justificando esas mentiras con más
mentiras.
Rajoy y otros faltos de embocaduras, pero muy creativos señores y
señoras del PP intentan manipularnos, distrayéndonos con patrañas
para que asumamos resignados y nos responsabilizabilicemos del
invento de esta crisis.
Se
nos miente en un momento histórico donde podemos saberlo todo,
entonces me pregunto, ¿por qué hay ciudadanos que se creen esas
mentiras? A veces los lideres carismáticos con la cualidad de
persuadir, persuaden, pero no le veo yo a Rajoy una dialéctica
superior, más exactamente diría que posee una retorica simplista y
ya
no hablo de su dicción gangosa, pero si hubo gente que se enamoro de
la calva de Musolini y del bigote de Hitler alguno se ha podido
enamorar del tinte de Rajoy, hay gente para todo.
Este hombre y sus lacayos se limitan a condensar la mentira, lanzan
un slogan fácil de comprender y de repetir hasta la saciedad hasta
que haya alguien que lo crea una verdad ¿será ese su encanto?
Lo
peor es que, como dice Miguel
Catalán “Las
viejas mentiras se han convertido en inexactitudes y los antiguos
mentirosos en insinceros” y así vamos justificando las metidas de
pata, los arrepentimientos, las medidas corrosivas contra el
bienestar de los ciudadanos y la represión.
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