“..el espacio era la última frontera”
Hay mucha gente
que me conoce que no sabe que soy treki, lo soy desde que encendieron la tele
mis padres y me pusieron delante. La serie se estrenó en 1966, comencé a
mirarla con 6 o 7 años y nunca pude dejar de verla, todas, sea quien sea el
capitán de la Enterprise, Picard me encanta. A veces a las 3 de la mañana
reponen los capítulos de aquellos años, bien friquis que nos suenan ahora. Cuando
era nena a veces no se conseguían libros para leer una rato y dormirse con
alguna fantasía literaria, así que no quedaba más remedio que rezar o imaginar,
lo de rezar no molaba mucho en mi casa, es decir, preferían que leyese o que
imaginase cosas bonitas que decía mi madre ¿qué coño eran las cosas bonitas
para ella? Pues aún no lo sé, para mí las cosas bonitas estaban allí afuera y
muy afuera, en el espacio.
Star Trek me
daba cada noche un argumento para desarrollar en mi cabeza, una serie de
aventuras, tipo “Gran Hermano”, dentro del limitado espacio de la Enterpise y
fuera en el infinito espacio del universo.
La serie parece
tonta, pero no lo es tanto, desde el momento en que conviven gentes de
distintas nacionalidades terrestres, y no, dentro de una nave sin tocarse
mutuamente las narices, la cosa tiene mérito. Si vale, el capitán es USA, pero
bueno ya sabemos que allí desembarcarán los marcianos ¿no? y los primeros malos
eran rústicos y maniqueos pero luego llegaron los Romulanos y la cosa ya era entre troyanos y
atenienses.
Estaba el tipo
de las orejas, el Sr. Spock, Leonard Nimoy, mítico, preciso, cauto, mesurado,
prevenido y previsor, y por ello: sabio, era puro autocontrol, no era genéticamente diferente, de hecho su madre era humana, le costaba lo suyo pasar de los sentimientos.
Spock representaba la superación de todas las irracionalidades de las
religiones con la lógica y la ciencia.
Obvio que su exacto opuesto era el super
humano James T. Kirk, que representaba todas las virtudes y todos los
sacrificios que puede hacer un hombre por el hombre y era el que se enamoraba
locamente.
Luego estaban el simpático oficial médico, Leonard McCoy, Uhura,
Sulu... Es verdad que la serie tenia defectos, a veces era simple, pero nunca fue racista e intentaba ser feminista (de modo muy precario, pero lo intentaba)
El 18 de marzo de 1966 Martin Luther King se
entrevistó con Lyndon Johnson, el Doctor King estaba en plena faena, los
derechos civiles aún no estaban definidos y había una serie en la tele donde
una mujer negra era la jefa de comunicaciones de la mejor nave de la
federación, mientras en la calle se montaban pollos porque la Sra Rosa se sentó
en un bus donde no debía. En plena guerra fría el timón de la nave lo lleva un
ruso, Chekov, y así, con mis 6 0 7 años nos sabía qué había de bueno en la
serie, porque yo no sabía aún que pasaba en el mundo, pero si sabía que me
hacía soñar con llevar monos naranjas ajustados, tener las orejas en punta y en
que “..el espacio era la última frontera”. La nave estelar Enterprise, explora
mundos desconocidos, descubre nuevas formas de vida y nuevas civilizaciones;
“hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar”. Quizás por culpa del
equipaje de la Enterprise soy antropóloga y a veces intento ser un poco como
Spock.
Nota; practiqué
tanto que puedo saludaros como él.
R2conozco que a mi también me gustan.. enga, vale ;)
ResponderEliminarJose
jejeje
EliminarM'ha agradat molt l'analogia que estableixes entre la nau Entreprise i una bona comunitat multicultural on tothom és com és sense que els altres li facin nosa i on una negra, com molt bé remarques, és la cap de comunicació. Això és una bona anàlisi antropològica d'una sèrie televisiva.
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