El racismo como herramienta política.
Publicado en: http://www.revistarambla.com/v1/sociedad/denuncias/1535-el-racismo-como-herramienta-politica
Barcelona 18/2/2013
A
veces hemos llegado a pensar que el tema de la migración es un tema
del que se ocupan los trabajadores/ras sociales, los maestros/as y
los monitores/as de las colonias de verano que lidian con críos de
25 naciones. No se nos ocurre que sobre la población inmigrada rigen
políticas estatales y autonómicas y que es objeto de gestión, tal
como puede ser cualquier otro recurso. La Comunidad Autónoma
gestiona la acogida y la adaptación, el Estado controla las cuotas y
las ciudadanías. Por lo tanto, si Catalunya gestiona la acogida,
será su gobierno el culpable de que todos esos agentes sociales
solidarios, que se ocupan de los más desfavorecidos del sistema,
repartan mal las becas de comedor, al menos eso afirma el rumor.
Son
los ayuntamientos las instituciones que empadronan a los extranjeros
que no poseen documentación válida en el Estado, cosa que permite
una mayor atención al colectivo por parte de los operadores
de sociales. Debería escribir en pasado porque ayer 12 de febrero,
el
Tribunal Constitucional aprobó que la policía pueda buscar
personas sin permiso de residencia y/o trabajo a través del padrón.
“...el
acceso de la policía a los archivos municipales es “una medida
justificada y proporcionada para favorecer la mayor eficacia y
rapidez en la tramitación de los expedientes de extranjería, con el
objeto de ordenar adecuadamente los flujos migratorios y evitar el
uso fraudulento de aquello” (El País, 12/2/13).
La
consecuencia más obvia sobre esta población será el terror a
empadronarse. Enésima medida contra los trabajadores no comunitarios
y sus familias. Medidas amparadas en mentiras y basadas en una
desquiciada lógica del control fascista e intervencionista. Este
permiso a las fuerzas de seguridad de registrar los padrones
municipales no sólo acarreará consecuencias negativas para los
inmigrantes, si no que es un punto más de intervención del Estado
sobre las políticas de las Comunidades Autonómicas, en este caso la
de migración.
Parece
que de un día para otro nos hemos despertado racistas, no sólo el
Estado, los trabajadores también, pero es que los inmigrantes
provocan. Si no hubiese competencia por los puestos de trabajo no
seríamos racistas, si los inmigrantes no saturasen los servicios
sociales, si no ocuparan las aulas, si no hubiese que gastar recursos
en manos desocupadas...
Las
clases medias detestan la palabra racismo. No se consideran racistas;
está mal visto, es más, a veces defienden a sus empleados/das
inmigrantes y a algunos les han hecho, por un tiempo, un contrato de
trabajo. Es un racismo solapado pero feroz, hace que los inmigrantes
sean siempre menores de edad ¿No habéis nunca oído llamar a un
senegalés de metro noventa, el negrito,
o a un pedazo de ecuatoriano el indiet?
Prefiero el bestia que le llama Machupichu. El problema no es la
competencia por los bienes comunes, el problema es que son culturas
cerradas, no se adaptan, no tenemos nada en común y ellos son los
racistas. Generalmente la clase media habla de tolerancia,
es
decir que soportan comportamientos fuera de la norma, toleran
porque se creen dueños de la verdad cultural.
Permitidme:
ufff.
Quizás
los que vengan de culturas etnocéntricas y racistas sean también
los europeos, ya han exterminado hebreos, musulmanes y pueblos
originarios a través de la historia y siempre con argumentos
ideológicos y culturales, cuando la cuestión es justificar un
sistema de dominio económico.
Las
crisis extreman las ideologías, hoy, como en el siglo pasado, surgen
partidos de extrema derecha. Las tres columnas vertebrales de los
partidos como PxC,
Front
National,
la Lega
Nord
o Alba
Dorada o
Aurora Dorada
o como se quiera traducir del griego y del resto de partidos
neo-nazis repartidos por EU son:
la
xenofobia anti-inmigrante
a
través de la exaltación de las diferencias culturales, asumiendo
que se deben “proteger” las particularidades de la propia cultura
de la invasión de población inmigrada. Convierten en infranqueables
las fronteras, haciendo hincapié en un supuesto “atraso”
cultural de los recién llegados que les impide la adaptación a las
nuevas normas, inadaptación que ocasionaría un crecimiento de la
inseguridad ciudadana. Se adjudican las problemáticas sociales
provenientes de la desigualdad a la
competencia
por los escasos recursos públicos,
a
demás del sobre-uso y uso fraudulento de los servicios sociales por
parte de los inmigrados y un supuesto trato de favor por parte de la
administración pública hacia los recién llegados. A esto suman la
competencia
entre trabajadores inmigrantes y nativos en el mercado laboral,
cada vez más influido por la globalización económica.
La
economía contemporánea necesita competencia entre trabajadores para
generar mano de obra barata y una política de flexibilidad que
permita regular la entrada de trabajadores y la contratación según
el criterio de los gobiernos y de las necesidades de estas economías.
El sistema capitalista necesita una fuerza de trabajo de la que
disponer, el trabajo produce bienes y capital acumulable, expulsar a
trabajadores del sistema es insensato, pero si se quiere maximizar el
capital, minimizar el coste de la mano de obra y los desordenes
sociales de las protestas de las fuerza de trabajo, el racismo es una
buena fórmula. La pobreza se etniza, convertimos lo que debería ser
una cuestión de clase en un conflicto étnico, apoyándonos en la
tradición racista europea.
La
diversidad cultural de EU hacía imposible una identidad común en el
momento de la unión fronteriza y monetaria, la única manera de
crearla fue sacando de los pozos de la historia el odio al musulmán
y al turco, el hebreo hoy es cómplice, ha pasado de víctima a
verdugo. El muro cayo hace tiempo a golpes de guitarra de los Pink
Floyd, ya no existe un enemigo común contra quien crear una unidad.
China está muy lejos y da miedo. Todas las naciones europeas son
diversas y muy suyas, así que para crear un sentimiento identitario
no queda más remedio que rescatar el odio a “el otro”. La crisis
acentúa las divisiones y reaccionan los nacionalismos de las
naciones
prohibidas
como Catalunya o Escocia. Hasta el centro de EU, Bruselas, está
dentro de un Estado hecho de trocitos de culturas y en continua
discusión. Así que la mejor manera de unir es llamar al hombre del
saco, el inmigrante y si árabe mejor, más malo. Casualmente en
Bélgica, en medio del caos financiero del 2010, los flamencos y
francófonos llegaron a consenso sólo sobre la ley de prohibición
del burka
en el espacio público. Esta ley, votada en abril del 2010 no se
ratificó
hasta abril de 2011, y entró en vigor poco después de que Francia
había decidido la prohibición del burka en su territorio. En
nuestra
casa tenemos al precursor Angel Ros, alcalde de LLeida, que
emulando a Sarkozy, logro que se desviará la atención desde la
economía en declive y los errores de gestión, hacia los inmigrantes
prohibiendo el burka y desatando un debate ciudadano completamente
banal.
Nos
han inculcado que la economía es inapelable, como las matemáticas,
pero no es así, la economía a veces sí es una opinión y por
supuesto puede ser moral o amoral. No estamos en condiciones de
creernos las justificaciones economicistas, y menos las culturales.
Inmigrantes y obreros de casa no compiten por los recursos, el índice
mayor de desempleo lo padecen los inmigrantes, quienes hasta ahora
recogían los trabajos que descartaban los autóctonos.
Y
usamos argumentos culturales porque esencializando la cultura,
también la convertimos en indiscutible. La teoría del límite de
tolerancia, es decir el número de población inmigrante que puede
soportar una comunidad, no es una excusa para intimidarnos, debemos
comenzar a ver la super-diversidad que como un valor, es más, un
valor que históricamente ha generado esta Europa de naciones. Las
diversidades culturales tampoco son pilares para sostener ideas
racistas, las culturas son mestizas, se crean se inventan, son
procesos, no compartimentos cerrados por lo tanto las sociedades
solidarias se hacen, se educan, se sostienen.
Algunos
autores consultados: Aitor Carr (fascismo), Steve Vertovec
(Super-diversity),
Christiane Stallaert (el odio al musulmán y la creación identitaria
europea), Ricard Zapata-Barrero (políticas migratorias) .
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