Lucía Caram y Teresa Forcades. Vete a un convento.

He notado, no sin cierto estupor y mala leche, que algunos de mis seguidores, amigos de FB y también algún articulista, que tira a la izquierda, está sorprendido del supuesto giro a la derecha de Sor Lucia Caram, a decir verdad, el giro hacia el culto a personalidad de Artur Mas. Tal como Santa Teresa mística, nuestra Sor contemporánea alucina lentejuelas ante el presidente.
Alguno ya la ha enviado a su país, donde hacen falta crítica y acción casi diría mucha más que aquí. El caso es que Sor Lucía viene del mismo país que  Messi y yo. Entre las cotorras argentinas, las hormigas y los futbolistas hemos logrado invadiros a base de  dulce de leche y asadores.  
A mí me da igual que vuelva o no a su origen, pero si le gritaría como Hamlet a Ofelia “vete a un convento” que de hecho es lo suyo.
No es la única monja mediática que comulga en política, la otra es de casa, me refiero a Sor Forcades. Delante de una parlamentaria de ICV, de cuyo nombre no quiero acordarme, mi lengua incontrolable, criticó la monja médico. Casi se me cae el pelo de los nervios al oír a la  parlamentaria defender a Señora de Dios.
En resumen a mí no me cae bien ni Teresa de Calcuta ¿por qué?
1)      La monjas deben respeto y sumisión a una organización intervencionista, machista y etnocida. Es una organización que intenta intervenir continuamente en asuntos de Estado (véase España, Irlanda e Italia). El machismo es evidente. Lo del etnocidio parece que menos, no relacionamos nunca evangelización con genocidio, pero cuando recorremos la historia, incluso la contemporánea, y repasamos las actuaciones de la Iglesia, nos plantamos en la evidencia de que cambiar las religiosidades es cambiar el modo de ver el mundo y de explotar recursos. Así hay centenares de ejemplos de pueblos originarios que convertidos al catolicismo y al cristianismo en general, han perdido sus raíces culturales, su manera de conseguir recursos y han acabado como mendigos o desapareciendo como etnia o como seres humanos y eso se llama genocidio, por muy indirecto que este sea. Eso sí, según el dogma van a ir todos al cielo. Por estos motivos no me gusta la Iglesia Católica, ni ninguna otra por cierto, ni tampoco confío en las personas que trabaja dentro de ella. Tampoco comulgo con la idea de tener un amigo invisible a quien orar, pedir o agradecer. Pero eso es filosofía o psiquiatría, según se mire.
2)      ¿Por qué no confío en las personas que trabajan dentro de la Iglesia Católica? Porque confunden igualdad con caridad. Porque van de progres, como los catocomunistas italianos o llevan por bandera la teología de la liberación como los latinoamericanos, pero al final el resultado es el mismo. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, es decir dale todo a la Iglesia y al estado, mejor al político de turno y tu resígnate a morir dignamente como pobre que ganarás el cielo, como decía Teresa de Calcuta “A Dios le conforta el sufrimiento del pobre” pero como ella no lo era murió en un hospital privado. No hay nada que me ponga más enferma que los curas progres convirtiendo jóvenes. Siempre los hubo, algunos me han educado, una servidora es de escuela franciscana,  si soy atea es gracias a la excelente educación de un colegio católico, no es una ironía, simplemente conmigo les salió mal el tiro. Otros me caen realmente bien. Son simpáticos, cantan, tocan al guitarra, juegan a la pelota con los chavales y a las chicas les enseñan a cocinar. Es decir, ya no saben qué hacer para crear vocaciones europeas. La cantera está en África, Asia y Latinoamérica. Quizás para muchas mujeres, entre la perspectiva de ser violada en Pakistán es mejor hacerse monja y venirse a Europa. Hasta se han traído monjitas centroamericanas con el don de la inmaculada concepción.
3)      ¿Qué puedo esperar entonces de Teresa Forcades o Lucía Caram? Seguramente no la revolución. Opiniones progres, acciones caritativas, activismo político, si, como si la Iglesia ya quisiera estar a bien con el futuro estado Catalán.  Yo no quiero mujeres mantenidas por una institución conservadora dentro del gobierno de mi país. Lo siento. La cabra siempre tira al monte como decía mi abuela, un día no será la presión del PP quienes las hagan volver al convento, tendrán que elegir, o representar las necesidades culturales y propias de la sociedad contemporánea o sus principios institucionales. Por ello me pregunto que opinan sobre el aborto, el  matrimonio homosexual o sobre la prerrogativa de la Iglesia sobre el IBI. Y no quiero respuestas de listillo como las del Papa Francisco cuando dice que no tiene nada en contra de los homosexuales si no ejercen y que el sigue las normas de Catecismo. Siempre nos olvidamos que las normas de la Iglesia no están en la Biblia sino en los Catecismos redactados por los Papas y sus equipos muy alocados ellos al pedir que la gente no mantenga relaciones sexuales para no tener hijos como conejos. Personalmente me parece más práctico el condón.

En fin no siento la más mínima sor-presa, me encantan los chistes fáciles, perdón, por la cara de alegría de Sor Lucía al ver a Mas o  delante de las ganas de presentarse en listas de Teresa Forcades, mi sorpresa es ver a tanto intelectual de izquierda embobados por estas damas. 

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