El místico voto
Soy agnóstica, la fe es
un don que no me ha sido otorgado, ya lo he dicho millones de veces,
pero respeto las creencias ajenas, por eso soy antropóloga,
y como vivo en este mundo accidental y cristiano cuando eligen Papa
sigo el humito con el mismo interés que un mundial de fútbol o las
elecciones municipales. Cuando murió el Papa polaco los italianos
entraron en un proceso de éxtasis colectivo: mi exmarido y yo
apostábamos por el cardenal latinoamericano que tocaba el saxo,
jazzistamaníacos como somos en casa nos molaba la idea. También
había un par de cardenales africanos, como media catalana que soy la
idea de poner una estatuita de un Papa negro al lado de la Moreneta
me ilusionaba. Eligieron un Papa alemán con un pasado más que
dudoso en las juventudes socialdemocratas, nazi, vamos, super conservador, con un
apellido que acojona y un poco fuera de la realidad del mundo, va
diciendo por ahí a boca jarro que el misterio de María es real.
Tengo un hijo con el que
discuto bastante sobre su ignorancia religiosa, pienso que si no
recibe un mínimo de cultura católica será incapaz de leer una obra
de arte. La simbología de pastores, corderillos, pecesillos,
vírgenes y puttis le fue negada y como su primer pesebre fue un
diorama con la familia Simpson (Bart era el asno) no tuvo nunca muy
claro como era la historia del niño Jesús (puse a Maggie de
Jesucito, igual Dios es una mujer, ¿por qué no?) En fin que si no
fuera por la abuela que le hizo un pecebrón gigante de cerámica
pintado a mano por ella misma, mi hijo aun se pensaría que San José
era amarillo.
Para sanjar una de mis
aburridas disertaciones sobre porque debía hacer religión en la
escuela me dijo que él era politeísta, porque creía en tres cosas,
Sangoogle, Messi y su abuela. Me di cuenta entonces que yo también
debo ser politeísta, creo en varias cosas yo también, en mi
trabajo, en mi familia, en tres amigos, en mi misma, en la unión
universal del proletariado (esta es la parte del misterio místico,
el espíritu santo, la divina trinidad, vamos lo imposible de
entender, la fe en estado puro) y en el voto.
Hoy muchos místicos van
a votar, muchos van con fe en el mesías que nos va a llevar a la
independencia, otros iremos a votar a partidos que nos hablan de la
unión universal del proletariado y como somos los más creyentes de
todos (se necesita mucha fe para pensar que un día los trabajadores
le daremos por saco al capital) iremos al colegio electoral rezando a
San Coscu y San Herrera. Los escépticos, ateos miscredenti,
como dicen los italianos no acudirán a ejercer su derecho a elegir.
Les entiendo, son como Santo Tomás hasta que no vean a dios estado
del bienestar resucitado no creerán. Y razón que tienen.
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